Espero que disfruten recorriendolo como yo al hacerlo.
Es fantástico acercar el arte a lo cotidiano. Dedicarle a cada cosa tiempo para hacerla hermosa, o intentarlo. Pensar que un cuenco no es solo eso; no solo sirve como contenedor sino que también puede producirnos placer al verlo, hacernos sentir cómodas al usarlo.
Pasamos tan rápido por la vida, llevándonos por delante unos con otros. Si paráramos un momento descubriríamos pequeñas "joyas" que nos regala la naturaleza, y gente sencilla que encierran en sí universos de vivencias riquísimas. Me acuerdo de un hombre mayor que conocí en un taller, que humildemente quería mostrar sus dibujos; como "un favor" le otorgaron unos minutos para exponerlos, pero ya en el primer dibujo esos minutos se transformaron en horas porque eran verdaderas obras de arte. Después, con esa misma humildad, comentó que había sido compañero de Castagnino, entre otros.
Cuántas historias así tendrá la calle; historias mudas a las que se accede solo mirando lo que nos rodea, y acercándonos.
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